Bálsamo

Arte en todas partes. Arte, cultura por donde se mire. Verla, respirarla, generarla, asistirla. Asistir al arte, ayudarlo. Asistir a espectáculos artísticos. Hay para todos los gustos. El arte en sus variadísimas manifestaciones, sí, pero cuánto más si es arte de calidad.

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Nos pese poco o mucho, Mar del Plata es una ciudad de doce meses para los que vivimos en ella; una perla deslucida que se dedica a renacer de sus cenizas durante cada escueta temporada de verano. En esas semanas se multiplican los ojos que nos escudriñan con ganas cuando durante gélidos meses nos dieron vuelta la cara a nosotros, que la vivimos, la sufrimos y la admiramos; que la bancamos todo el año. Aclaro: no está en discusión su belleza natural, en la que todos seguramente coincidamos, sino su funcionamiento dispar como «ciudad turística de todo el año».

15 de diciembre a 15 de marzo: eso es lo que aproximadamente dura nuestro esplendor. Voy a lo mío: las propuestas artísticas/ teatrales del verano en la city. Durante estos meses se da una convivencia heterogénea: están las compañías y obras locales que trabajan a pulmón, que suelen tener sencillas pero interesantes apuestas y sueñan con ganar espectadores en los meses de verano; también están las grandes producciones que vienen de Capital, con precios exorbitantes, artistas de renombre y performances que algunas veces gustan pero que otras nos dejan con sabor a poco. Y está el famoso teatro de revistas: mucha vedetonga y capocómico pasado y presente, humor mayormente chabacano, guión cero, actuaciones logradas menos que menos, y entradas suntuosas para el pobre espectáculo que saben ser. Así y todo subsisten y son un modelo de negocio repetido año a año; son elegidas tanto por turistas como por residentes, son premiadas con las estrellas de ocasión y después del 15 de marzo, si te he visto no me acuerdo. Baja el telón, cierran muchos teatros (hecho lamentable si los hay) y formalmente HABEMUS TEMPORADA BAJA EN MODO ON.

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El arte salva vidas

Pero el arte salva vidas. Arte salvavidas, o al menos eso creo yo. Y algunos artistas buenos nos tiran un flota flota,  se auto-salvan y sobrepasan algunos límites aparentes para salir a hacer lo que les gusta. «Giras federales», les llaman. Entradas accesibles, precios populares que permiten colmar las salas y el hambre de buen teatro. Actores grandes de verdad, compañías de profesionalidad probada, guiones testeados por mil y un aplausos y ovaciones que seguramente arrancaron en la Capital, pero que quieren replicarse en toda la Argentina.

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Este último fin de semana el Teatro Auditorium de Mar del Plata acogió al Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires y su obra «Así es la vida». Escrita en 1934, fue abanderada una vez más de los valores de tres y cuatro generaciones anteriores que ojalá, como la obra, no pasen de moda. La casa como espacio físico (las  famosas «cuatro paredes») y el hogar como contención afectiva y mental; la familia, el honor y los chanchullos de la política de todas las épocas que quieren mancillarla; la emigración y el retorno, los ideales y los sueños; un padre recto que siempre cede fácil por amor a los hijos… La obra fue corta; no llegó a la hora y media pero fue pura conmoción. Eximias actuaciones que se mezclaron con dulces melodías y escenografías cuidadas que me hacían pensar «guau, todo esto es para mí?!». La yapa: tres intervalos entre cada acto, con fotografías y publicidades de un siglo XX que comenzaba a desperezarse sobre nuestra ciudad capital, Buenos Aires.

Disfruté mucho la obra, entre otras cosas, porque me hizo sentir que no estamos tan solos durante el año. Que se repita la presentación y la sensación, que no se corte. Que el arte mute, viaje, vuele, recorra territorios inhóspitos o perdidos, que se vuelva patrimonio de todos. Con sus claros y sus oscuros, así es la vida!

Sobre viajar a través de unas páginas

Pusimos las excusas sobre el piso y comenzamos la autopsia, tratando de encontrar el motivo firme que nos mantenía rehenes de nuestras propias vidas. No pudimos. Todos y cada uno de los fundamentos eran completamente refutables. No teníamos nada indestructible, ningún compromiso ni contrato que no pudiera ser concluido.” Laura Lazzarino, Caminos Invisibles.

Caminos Invisibles

Caminos Invisibles

Hoy terminé de leer “Caminos Invisibles”, el libro que Juan Pablo Villarino y Laura Lazzarino escribieron sobre su viaje a dedo por Sudamérica. Pensé en hacer una crítica literaria sobre él, ya que me encantó y este pequeño espacio siempre sirve de lugar donde acumular nuestras opiniones sobre las joyas que nos encontramos en el camino. Pero creo que no puedo escribir una crítica literaria sobre este libro. En verdad, no puedo. Porque para hacer una crítica literaria, es necesario, aunque sea pequeño, un grado de objetividad. Y “Caminos invisibles” me atravesó de punta a punta, no hay lugar para mirarlo en perspectiva ni analizar si me parece lindo de leer o no. Por eso, más que una crítica literaria, es una expresión de emociones.

Sin lugar a dudas, ambos autores tienen un modo de escribir ameno, y a la vez profundo, que le da al libro un valor literario en sí mismo (aunque no sea literatura exactamente, porque todo lo que escriben de verdad lo vivieron). Además, tiene un gran valor histórico y educativo, porque no sólo describen: nos cuentan historias de pueblos, sus modos de vivir, su pasado y el por qué de la configuración de su presente. Después de leer el libro, no sólo nos sentimos mejor (como siempre después de leer un buen libro) sino que también sabemos más sobre los pueblos de nuestra Patria Grande.

Pero sobre todo, (y esta es la parte donde el libro se me vuelve una especie de mantra, más que un simple libro), su modo de contar sus travesías tiene un valor especial, porque está cargado de esperanza.  Esperanza en la gente, en el mundo, en que hay una mejor manera de vivir. Y más que todo eso, porque transmite una verdadera esperanza en los sueños.

Escribir, amar, viajar.. ¿Algo más? :)

Escribir, amar, viajar.. ¿Algo más? 🙂

Así que a los lectores les digo: quizá seas un lector cómodo en tu vida de casa y oficina, quizá tu sueño pase por conformar una familia en un lugar estable, y estar tranquilo. Quizá tu idea de viajar es irte de vacaciones 15 días a un lugar de tu agrado. Es una decisión válida, comprensible y tan buena como cualquier otra (porque por suerte, en esta vida, somos libres de elegir qué hacer con ella). Si sos ese lector, este libro te será interesante por los lugares que describe y las vidas que cuenta, pero será un libro más de muchos otros (incluso no tan bueno como una novela de Sartre). Aunque te recomiendo que tengas cuidado, porque puede que lo leas, y descubras que en realidad todas tus seguridades no eran tan seguras, y que quizá tus sueños no eran esos. Quizá, hasta te convenga no leerlo.

Pero, lector, si sos de los que no estamos conformes con la vida de cuatro paredes, si sos de los que creen que este mundo anda mal, que está mal distribuido, que está mal pensado, si pertenecés al grupo de los que estamos convencidos que la gente buena tiene que ser más que la gente mala, si tus sueños no pasan por el dinero, sino por la riqueza de la cabeza y del alma… entonces, tené muchísimo más cuidado al leerlo. Porque va a ser, por un lado, la confirmación de todas tus creencias. Pero además, va a ser el motor que te va a impedir ir a trabajar sin sentirte oprimido, que te va a hacer odiar el camino que tomás todos los días, que te va a hacer sentir un cosquilleo en los talones y las ganas de salir corriendo a cumplir tus sueños.

Para mí, el libro fue un empujón. Todavía no sé hacia donde, pero un empujón a cambiar algo. No puedo decirles, lectores, si para ustedes funcionará igual. Pero les recomiendo que hagan su propia interpretación, porque vale la pena.

Para conseguir el libro:

http://www.acrobatadelcamino.blogspot.com.ar/p/conseguir-el-libro.html

Te recomiendo también que leas los blogs de los autores:

Juan Pablo Villarino: http://acrobatadelcamino.blogspot.com.ar/

Laura Lazzarino: http://www.losviajesdenena.com/

The Perks of Being a Wallflower

Todos la tenemos difícil en la vida, por motivos diferentes. Es imposible establecer parámetros para establecer quién la tiene peor. Y además es absurdo e inútil. A nadie le sirve de nada. Cada uno carga con su cruz lo mejor que puede. Esto enseña Charlie en «Las ventajas de ser invisible», este adolescente peculiar que comienza a involucrarse en el mundo, a conocer gente y vivir experiencias; salir de un caparazón que él mismo creó, y que ni siquiera él sabe por qué, sino hasta el final del libro.

En esta novela epistolar, Charlie le escribe a un amigo anónimo, y le cuenta todos sus sentimientos, pensamientos, y devenires de su vida cotidiana. Su mejor amigo del colegio se suicidó hace poco. No tiene otras amistades, y no le es nada fácil conseguirlas. Se pasa la mayor parte de su tiempo leyendo, alienado en mundos literarios donde es fácil existir: los que actúan son los personajes de los libros, por ende el lector está a salvo, protegido. Nada puede hacerle daño. Pero no se puede vivir así por mucho más tiempo.

«Aceptamos el amor que creemos merecer.»

Al fin arriban a su vida nuevas amistades, que comienzan a proveer a Charlie de nuevas vivencias. Algunas incluso demasiado prematuras para un chico de 15 años. Pero esas son las experiencias que le tocan en suerte. A este chico que lee libros como ‘En el camino’ de Kerouac, y ‘Matar un ruiseñor’ de Lee. Cuya banda de sonido cotidiana merodea entre The Smiths, los Beatles, Bowie, Nirvana y Suzanne Vega. Tiene que ser un chico diferente, inevitablemente. Y encuentra un grupo diferente con el que vivir experiencias diferentes. Un grupo que interpreta todas las semanas la película de culto ‘The rocky horror picture show’. Nada predecible puede salir de esa mezcla.

De repente aparecen en la vida de Charlie sus problemas psicológicos, sus regresiones a la infancia, el sexo o la idea de él, algunas drogas, el alcohol, la violencia, y la amistad. Siempre protagonista debajo de todo lo demás… la amistad.

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Literatura juvenil, para no tan jóvenes. La novela fue llevada al cine en el 2012, adaptada y dirigida por Stephen Chbosky, autor del libro, por lo que es muy fiel a la misma. Es una novela que se puede leer en la playa. Se puede ver la película después y ponerle cara a tan bellos personajes como son Sam y Patrick, que toman vida en Emma Watson y Ezra Miller. Se puede leer después de haber visto la película, sólo si te gustó mucho la historia. Si sos un marginado, alguna vez lo fuiste, o te sentiste así, tenés que leer las ventajas de ser invisible.

Reseña: Charlie es un chico realmente especial: lee muchísimo, no sale con amigos ni con chicas y reflexiona sobre el mundo desde un punto de vista muy particular. Su ingenuidad, su incapacidad para relacionarse normalmente y su extrema sinceridad le crean más de un problema, especialmente ahora que su único amigo ha muerto. Conocer a Sam y Patrick, los chicos más excéntricos del instituto, provocará un giro radical en su vida que lo sumergirá de pleno en la adolescencia.

Más que nunca AMAR

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Una buena para los marplatenses que no siempre disfrutamos con el loquero en que se convierte nuestra ciudad durante los meses de verano: ya se puede tramitar la Constancia de Residente para obtener importantes descuentos en la cartelera teatral. 

Se trata de una iniciativa chévere de la Secretaría de Cultura municipal y los principales teatros y empresarios del sector, que prevé descuentos del 25% en el valor de las entradas, que en verano se encarecen considerablemente, sea por el arribo de grandes compañías o por factores vinculados al turismo.

La tramitación de este beneficio está teniendo una buena acogida entre los marplatenses, cuánto más de quienes gustamos del teatro. Es muy fácil y rápido de obtener: simplemente acercándose con el DNI a la Biblioteca Municipal (Catamarca y 25 de mayo). Todavía no hay una fecha precisa de implementación de los descuentos, aunque sí se sabe que hasta el momento la mayoría de los teatros más grandes y convocantes de la ciudad suscribieron a esta iniciativa. Así no es más que tomarse unos minutos para gestionar la constancia, y luego hacerse la sana costumbre de disfrutar de las tablas a pesar del calor, los turistas… y los precios.

¡Que en verano Mar del Plata sea más nuestra que nunca!

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Filosofía para novatos ?

El polaco fumando su Pipa

El polaco fumando su Pipa

Filosofía de bolsillo, de colectivo, de ratos libres. Zygmunt Baumann posiblemente no haya tenido esa intención al escribir “Vida Líquida”, pero la fluidez de sus contenidos y su capacidad de resumir en breves ensayos conceptos profundos acerca de la sociedad lo hacen posible.

Seguramente el libro es un buen punto de partida a la obra de este filósofo contemporáneo. Porque, si bien su bibliografía es sumamente extensa y abarca muchas temáticas, hay un punto común en muchas de sus obras: que hacen alusión a este concepto de “liquidez” (creo no ser la única que cada vez que lee “líquido/a” en la tapa de un libro para a ver si es algo nuevo del autor). Y en este breve texto, compuesto de ensayos sobre distintas temáticas concernientes a la vida social en los tiempos que corren, se tocan muchas temáticas que se encuentran ampliadas en otros libros.

¿Qué es la vida líquida? Parafrasear a Baumann no es tarea fácil, pero se puede decir que en sus ensayos, el autor plantea la actualidad como una “modernidad líquida” por su fluidez, por su permanente deslizar, sin pausa, con prisa. Así, la cultura, el dinero, las cosas, y las mismas relaciones humanas se ven afectadas por esta condición actual y la vida que se desarrolla en la modernidad no puede ser, entonces, “sólida”, sino que se convierte también en una vida líquida.

Una descripción clara y bastante exacta de la forma de vivir y pensar hoy en el mundo, de mano de un gran sociólogo y filósofo

Tapa "Vida Líquida"

Tapa «Vida Líquida»

contemporáneo. Esta obra logra, sin duda, atrapar a aquellos que gustan de la filosofía sin ser necesariamente expertos en el tema, y, al que se anima a ver al mundo desde un lugar distinto al habitual, lo invitará a seguir nutriéndose en el tema; no sólo con ganas de seguir leyendo la obra de Zygmunt Baumann, sino de todos los autores que menciona en su libro, y que lo enriquecen y fomentan las ganas de seguir investigando y creciendo.

Poca depresión, mucha fiesta

El último fin de semana largo el Teatro Auditorium jugó sus mejores cartas a la hora de hablar de los recitales que se vieron en lo que va del año en Mar del Plata. Más allá de gustos y apreciaciones personales, el escenario de la Sala Astor Piazzola derrumbó varios mitos.

Lisandro Aristimuño presentó su gira 2013, y Bajofondo tocó por primera vez en escenario marplatense, presentando su nuevo disco, Presente. Ambas fueron noches de reivindicaciones para estos artistas encasillados, que supieron demostrar que no siempre las etiquetas y los estereotipos son acertados.

Foto: Teatro Auditorium

No es fácil describir la música de Lisandro; el cantautor nacido en Viedma, Rio Negro, tiene un estilo tan particular que no se asemeja a ningún otro. Fusiona lo mejor de cada género, toma prestados sonidos e instrumentos, pero los hace tan propios, que es imposible ser determinante. Lo que hace especial a este artista es que genera sensaciones, no se queda solo en los sonidos. Las canciones tienen olores, sabores, se pueden tocar y cada una tiene una textura diferente a la anterior.

Lo único que no hace Lisandro es música depresiva. En su espectáculo a sala llena, del sábado 17 de agosto, remarcó que siempre le preguntan lo mismo en las entrevistas: «¿haces música depresiva? ¿Tu público es depresivo?» Y nos hizo él la pregunta a nosotros, a su público. Y la sala estalló en carcajadas. Sin duda su música no lo es, lo dejó muy en claro en el escenario, donde desplegó todo su histrionismo, su simpatía y, principalmente, su humildad ante un público tan cálido. No, no es música depresiva. Es música con sensibilidad; y la sensibilidad tiene alegrías y tiene tristezas, como todo en la vida.

Dos días después, la misma sala del mismo teatro se volvió a llenar para recibir a  artistas de otro palo, pero también con una personalidad que reivindicar. Dicen las malas lenguas que Bajofondo es tango electrónico. Y ellos dicen que no lo son. No se quedaron atrás al momento de dar los argumentos, y lo hicieron de la mejor forma: lo demostraron en la cancha. El rock, el hip hop, el candombe, la milonga, están tan presente en sus canciones como el tango. Las raíces latinas no se pueden obviar, siendo sus integrantes argentinos y uruguayos. Pero cada canción, más allá del estilo al que se asemeje, tiene la personalidad de la banda. Su estilo es “Bajofondo”, y eso no se puede negar.Foto: Teatro Auditorium

El 19 de agosto fue una noche muy especial para la banda. A su primera presentación en escenario marplatense, ciudad a la que manifestaron apreciar por diferentes y halagadores motivos, se sumó el cumpleaños de Gustavo Santaolalla, líder de la banda junto a Juan Campodónico. No faltó el correspondiente «que los cumplas feliz», la sorpresa de la familia sobre el escenario, y la torta para soplar las velitas. Para el público no fue menos especial; hacia la mitad del recital, Gustavo introdujo: la música se fue alejando del baile y eso no debería pasar, en un principio todo estaba unido, música y movimiento eran una sola cosa. Eso es lo natural. Y acto seguido, incitó al público a bailar. Más de la mitad del Auditorium dejó su asiento para moverse al ritmo de la música. Sin embargo la fusión de la que habla Gustavo se palpó completamente cuando comenzaron a subir al público al escenario, para que baile y música sean uno. Y cuando baile y música se juntan, solo puede derivar en una cosa: fiesta.

Ni Lisandro Aristimuño ni Bajofondo, conocen de barreras, de límites, de categorías. Esta es música para escuchar, bailar… y aprender.

Mardel recibe al FICI

Llega el cine independiente a Mar del Plata en una nueva edición del MARFICI. Las Literatas, felices y agradecidas de poder vivirlo desde adentro 🙂

La platea al escenario

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Del 3 al 10 de agosto en Mar del Plata se realizará el Festival Internacional de Cine Independiente, que ya va por su novena edición. Sus organizadores cuentan que el MARFICI nació como una alternativa a otro evento «del palo» cada vez más comercial y politizado como es el Festival Internacional de Cine. En un panorama audiovisual cada vez más pujante y competitivo, hay opciones para todos los gustos y en el MARFICI muchas propuestas locales, nacionales e internacionales encuentran su lugar.

Y aunque se trata de un festival de producciones independientes, de géneros y procedencias variadas no significa que esté dirigido a un público erudito y conocedor de la teoría y técnica cinematográfica. Por el contrario, es una oportunidad excepcional para el público masivo de ver obras alejadas de los clichés, de las megaproducciones de Hollywood & Co y más cercanas y comprometidas con la realidad…

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Ventanas a la realidad: viajar para contarlo

No estamos tan cerca. Y no solo nos separa una distancia física. También nos separa una cultura. La nuestra, que teme y critica lo que desconoce, y aquello a lo que, muchas veces, no se esfuerza por conocer. Claro que están los medios de comunicación para contarnos lo que sucede en todos los rincones del planisferio. Pero… ¿con eso alcanza? ¿no nos estaremos perdiendo de algo?

Juan Pablo Villarino, consciente de esto, tomó su mochila y recorrió Irán, Irak, Afganistán, Turquía, Siria, Jordania y Egipto haciendo autostop. Y escribió Vagabundeando en el Eje del Mal, el libro que relata su experiencia. Contra toda recomendación, emprendió un camino por rutas donde los conflictos internos y externos hacen eco en los diarios de todo el mundo. Es, casi exclusivamente, lo que escuchamos sobre el mal llamado «Eje del Mal». Grupos terroristas enfrentados, países interviniendo, y generando más y más muertes. Claro que escuchamos sobre esto porque realmente sucede. Pero no es lo único que pasa en aquel rincón del mundo.

Los iraquíes ya no son para mí el titular de un periódico,el objeto de una estadística o cualquier ente abstracto.Son rostros dinámicos en la memoria que los evoca, y en algunos casos, amigos.

También hay seres humanos ajenos a estos conflictos, pero sufriendo por culpa de ellos. También hay madres, padres, hermanos, amigos, vecinos, como los nuestros, que podrían ser los nuestros. El escritor oriundo de Mar del Plata, Juan Pablo Villarino, retrató su experiencia en este increíble viaje, donde sólo contaba con su mochila, La Maga, su curiosidad y valentía, y como él señala en repetidas oportunidades, su fe por el ser humano. El libro es una ventana a una realidad que a nosotros, seguramente, nos queda lejos. Pero que tiene paisajes que vale la pena descubrir.

No muy lejos del espectáculo alcanzo a ver algunos vehículos militares abandonados y, como siempre, niños jugando sobre ellos. (…) entonces me detecta, y sonríe aún más, lo hace muy cerca de esa máquina de escupir muerte, y quedo pasmado por la imagen de dos cosas tan opuestas y tan próximas. Imagino que ese cañón habrá apagado la sonrisa de varios niños, y luego me doy cuenta de que ese niño encarna sin saberlo un mensaje y contesta una injusticia. Es un mensaje de esperanza y, a la vez, un ajuste de cuentas al estilo budista. Contestar a la violencia con sonrisas, solamente un niño puede ser tan sabio sin percatarse.

Se puede leer en las líneas de Juan Pablo su amor y respeto por el camino, su esperanza por la bondad intrínseca del ser humano, por esa esencia que nos hace a todos iguales; seres desnudos y desprotegidos ante el mundo en el que vivimos, la sociedad que nos toca y las guerras que nos azotan, y que quizás otros eligieron pelear. La educación que nos dan, y la que no. Se puede encontrar en sus palabras, implícita, una forma diferente de ver la vida, a la que quizás no estamos acostumbrados. Y por eso es admirable que un escritor tenga el coraje de exponerla.

Juan Pablo encontró en su viaje un abanico muy amplio de personajes, el más variado que se pueda imaginar, todos con algo que decir, con ideas, sueños, miedos, alegrías y dolores. No conoció solo nativos de las tierras que visitó, sino también otros viajeros como él. Algunos, como Justin, son oriundos de los países que intervienen, con intenciones no muy buenas, en los países en conflicto. Pero mirando más de cerca se encuentran estas historias particulares, teñidas de bondad, del deseo de colaborar y marcar una diferencia. Aunque se perciban como un grano de arena comparado con las toneladas de porquería de las intervenciones de los funcionarios de los países en que nacieron. Por más que estas personas no cuenten con protección, y que muchas veces sufran ataques de aquellos mismos a los que van a auxiliar. Pero estos casos no cuentan con los criterios de noticiabilidad para aparecer en los diarios. Aunque sí hay capítulos dedicados a ellos en Vagabundeando…

Se pueden leer las bases de la personalidad de Justin, el voluntario oriundo de Oklahorna, a quien he venido a visitar, con echar un vistazo a su alacena. En el estante de la izquierda: conservas, arroz, albahaca, pimienta y curry. A la derecha, libros. Alimento para el cuerpo y para el alma. (…) luego expresa su himno: «Arroz de grano corto de Japón, tabaco de pipa decente y un buen libro, con eso puedo ser feliz». Es la chispa inicial de una empatía que se vuelve más fuerte cuando me cuenta que ha rechazado una beca de U$S25.000 para estudiar fotografía artística en EE.UU. y, en cambio, ha venido a reforestar los valles afganos por dos monedas. Los desertores, parece, se agradan unos a otros.

El libro puede ser también una guía para viajeros. Pero para aquellos viajeros que desean conocer realmente el lugar que transitan. Aquellos que prefieren el piso de un hogar ajeno y desconocido, pero de una familia solidaria y cálida, que la cama de un hotel cinco estrellas. Aquellos a los que no les alcanzan las excursiones de todas las agencias turísticas para conocer una tierra, sino que eligen descubrirla pasando tiempo con los que viven allí, los que pueden mostrar los rincones más bellos, pero con menos propaganda, de sus ciudades y pueblos. Aquellos viajeros que todavía no ejercen porque nunca se animaron, pero que en este libro, pueden encontrar el último empujoncito que necesitaban para salir al mundo…

No sé cuál hubiera sido la experiencia de haber tomado la Ruta Norte, pero nunca me sentí más lejos de mi mundo conocido como en los desolados valles de Afganistán Central. Quizás, incluso, siento la tristeza primogénita de tal dicha, el miedo a no volver a sentirme tan lejos y descentrado.

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(…) ¿y cómo saber quién es uno mismo sin haberse expuesto primero al cambio?». Viajar implica poner a prueba a diario la propia identidad. Y eso es deseable.

Por último, el libro puede ser también un viaje en sí mismo.

Marcel Proust solía decir que la exploración verdadera no consiste en ver nuevos paisajes, sino en tener nuevos ojos.

Y es imposible terminar de leer Vagabundeando en el Eje del Mal, sin haber adquirido nuevos ojos.

Conocé más sobre los viajes de Juan Pablo Villarino, su Proyecto Educativo Nómada, encargarle alguno de sus libros y colaborá con sus viajes, o lee también el blog de su princesa vagabunda.

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Un viaje a dedo por Irak, Irán y Afganistán

Autor: Juan Pablo Villarino

Editorial:  Del Nuevo Extremo (Argentina) y RBA (España)

350 páginas. 200 fotos B&N.

16 láminas a color.

6 mapas.

Recetas para el nomadismo.

Se viaja más cómodo en los renglones de una página…

… por eso, yo y muchos otros elegimos pasar el tiempo que nos lleva desplazarnos de un sitio a otro leyendo. A raíz de esta tendencia hice un pequeño experimento en los transportes de Madrid, inspirada en la experiencia previa de otros que antes que yo advirtieron que hay gente que duerme, conversa, mira hacia afuera, se aliena con el celular; y también está, afortunadamente aún, la gente que lee.

Entérate más, compartí o refutá mi reflexión al respecto en mi blog de viaje. ¡Saludos y nos vemos pronto por Marpla city!

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Navegar dentro de uno mismo

«Yo, peregrino en lo profundo,

hacia el santuario de mí mismo,

para obtener los regalos que me están esperando allí…»

El ser humano busca inevitablemente las respuestas existenciales a las preguntas que lo atormentan. Eso, cuando las distracciones cotidianas de la vida moderna se lo permiten. Rodeados de estímulos rápidos y superfluos, y de preocupaciones banales, rara vez encontramos momentos de paz completa para preguntarnos quiénes somos.

Al personaje de Solonauta no le pasa algo muy diferente. Está atrapado, dentro de un espacio físico y dentro de la sociedad moderna, dentro de la cultura de la pantalla, pero también, ineludiblemente, dentro de sí mismo. ¿Qué pasa si una luz se corta? Quizás se prenda otra. ¿Es mejor? No lo sabemos… pero sí es diferente. Es dejar que caiga un telón, es darle paso a una nueva forma de mirarnos a nosotros mismos. Es darnos la oportunidad de ver más allá. Es replantearse todo, aunque de miedo. Estar solo entre cuatro paredes no quita la posibilidad del encuentro. A veces la facilita, muy a pesar nuestro.

Solonauta, el navegante de sí mismo. Un cuento de humor y amor por lo humano es el unipersonal escrito por quien también la lleva a escena, José Minuchin. Actor que domina al público a gusto y piacere. Lo lleva de llorar de risa, a llorar de emoción con un chasquido de dedos. Nos divierte, nos entretiene. Pero nos deja pensando. Eso es arte, eso es teatro.

El gran despliegue corporal del actor, con su estilo tan personal, se suma a los deliciosos textos inspirados por Antonin Artaud, Friedrich Nietzsche y Clarice Lispector, a quienes el equipo agradecen por «iluminarlos» para crear Solonauta. El público también lo debe agradecer, porque el resultado es una experiencia teatral muy recomendable. El personaje logrado, el Solonauta, es un ser único e irrepetible, pero encierra dentro suyo a todos los que vivimos en esta sociedad moderna. El público se ve reflejado en él, irremediablemente y por mucho que le pese. Porque puede identificarse con sus ansiedades, sus vicios, sus miedos y su necesidad de rapidez e instantaneidad, de conectividad. Quizás por eso, José Minuchi y María Rosa Frega, encargada de la dirección y puesta en escena, nos meten el dedo en la llega. Nos sentimos directamente interpelados, nos da vergüenza, nos quitaron todas las máscaras y nos dejaron indefensos. Pero, cuando eso sucede, también ocurren los más grandes descubrimientos. Solo hay que animarse.

 La producción ejecutiva de la obra pertenece a Búsquedas Producciones.

¡No se la pierdan!

Afiche

¿Quién dijo que es fácil?

El guardián entre el centeno, Jerome David Salinger. Editorial Alianza

El guardián entre el centeno, Jerome David Salinger. Editorial Alianza

No hay que buscar entre líneas qué nos quiso decir Salinger en su clásico libro «El guardián entre el centeno». Más bien se trata de poner el foco en cada palabra, cada contradicción, cada hartazgo de su exclusivo protagonista Holden Caulfield. Es un adolescente inseguro, mentiroso, pasional y soñador, odioso y angustiante pero con un sentido crítico que lo hace muy auténtico.

Lo han expulsado reiteradas veces, no da cabida a los sermones lógicos sobre su futuro, vive exclusivamente el presente con una impulsividad que no escatima hechos ni palabras y le hace irse de bruces contra todo lo que aspira o emprende. Reniega de la falsedad de todos y en todo y quizá sea por eso un valiente, un héroe incomprendido con el que empatizar y exasperarse de la misma manera que Holden se descoloca en su debido entorno.

La novela de Salinger es un retrato psicológico intensísimo de una mentalidad adolescente renegada, que representa una manera de ver y entender el mundo y la sociedad estadounidense del momento. No es una lectura exactamente densa pero sí monocorde de principio a fin, aunque vale la pena perseverar en ella.

Cuando me adentré en Holden y su dubitativa existencia no pude dejar de pensar en el Raskolnicov de Dostoievski. Interrogantes, inconformismo, desprecio y una reflexión demasiado honda para ser comprendida y cabalmente exteriorizada. Individuos así siempre hubo y siempre habrá. Lo más noble de la literatura es que en ella todos tenemos un lugar.

Soy real y soy de cuento

Hace ya unas semanas devoré un libro harto recomendado, famoso, llevado al cine y considerado una lectura «de cajón» tanto en el ámbito literario como periodístico.

A sangre fría, Truman Capote. Editorial Anagrama

A sangre fría, Truman Capote. Editorial Anagrama

«A sangre fría» es una de las novelas precursoras (junto con Operación Masacre de Rodolfo Walsh) del género de no ficción dentro de la literatura. La tradición periodística reconoce a Truman Capote, con un estilo que combina elementos literarios y periodísticos indistintamente y una exhaustiva investigación de primera mano, como el padre del Nuevo Periodismo. Evidentemente es un libro con una impronta, un cometido y una estructura interna de vanguardia para el momento en que el excéntrico periodista devenido en escritor lo concibió, y no menos impactante es el caso real que narra. Porque si bien está ficcionalizado, adornado y levemente reordenado, de eso se trata la ‘nonfiction novel‘: un suceso real da vida a una ficción marcada con el ineludible sello de la verdad.

Se trata de la historia del cuádruple asesinato de una respetable y próspera familia en un apacible poblado de Kansas, Estados Unidos. Los investigadores no encuentran el móvil de tan cruel matanza y los truculentos sucesos desatan la paranoia y el temor en todo el poblado. Contrariamente al perplejo inicial de  los investigadores, Capote nos dota a los lectores de un curioso privilegio: conocer a los asesinos desde las primeras páginas, lo cual excede el género policial clásico. A lo largo de las cientos de páginas que se suceden luego de esta prematura revelación, Capote traza un perfil minucioso de los asesinos a partir de la intensa investigación periodística a la que se abocó.

Unos primeros años turbulentos y una lamentable herencia familiar, sumado a numerosos y variados trastornos de la personalidad hacen en algún punto «comprensible» la saña asesina que Dick Hickcock y Perry Smith descargaron sobre la intachable familia Clutter, de la que nunca se arrepintieron más por incapacidad que por maldad. Los lectores acabamos conociendo a los asesinos al dedillo, mucho más que a las víctimas.

Capote capta con maestría dos realidades sociales antagónicas en la sociedad estadounidense: la de una familia profundamente religiosa, trabajadora, amable, con proyectos y dificultades, lo que se diría una familia común, como cualquier otra, que ve su vida repentinamente arrebatada y deshecha. La contracara son sus desaprensivos y errantes verdugos, cuyas vidas atravesadas por la enfermedad, el desprecio y una perversa soledad propician toda clase de delitos y atrocidades que son incapaces de comprender del todo.

Las dificultades para relacionarse sana y duraderamente con sus semejantes une las desdichadas vidas de Dick y Perry al tiempo que los enfrenta. Cunde entre ellos la desconfianza y los deseos de traicionarse, abandonarse, aniquilarse, pero permanecen juntos. Son perro y gato, agua y aceite; se aman y se odian por sus distintas concepciones de la vida, pero la desdicha los marca de igual manera y cargan con la misma culpa.

La novela es magistral: justificadamente extensa, repleta de detalles, nombres, días y horas, pero todo dato es necesario para el retrato que Capote quiere esbozar. «A sangre fría» tiene un dejo policial y mucho de semblanza y profundización en la psiquis de unos inescrupulosos bandidos y de una comunidad remota de pueblerinos que vieron vulnerada su apacible vida.

La variopinta realidad personal y social de Dick, Perry, los Clutter y los vecinos  que entran en tensión ¿no se asemeja a la que se percibe aun hoy cada vez que en los grandes y poderosos Estados Unidos de Norteamérica un individuo excéntrico y trastornado irrumpe en universidades, colegios o lugares públicos y arrebata vidas y futuros sin motivo aparente?

Debe ser dificil acostumbrarse a convivir con las masacres, los atentados, la locura asesina que ha proliferado en los Estados Unidos en los últimos años«A sangre fría» es uno de esos casos lamentables y paradigmáticos, narrado con la objetividad y profundización que merece.

La salida del finde: ¿vamos al museo?

Hoy es el Día Internacional de los Museos, y qué mejor que tomarnos el día para visitar alguno. Así estaremos dando sentido a su existencia y reconociendo el valioso patrimonio que albergan y que configura nuestra identidad humana y nacional. 

Para saber cuándo, dónde y qué se propone desde los principales museos de la ciudad para celebrar este día podés entrar acá. ¡Tené en cuenta que hoy varios abren sus puertas de manera gratuita!

Yo ahora estoy lejos pero no me falta mucho para volver a los queridos pagos, y me prometí hacer un día intensivo de museos marplatenses; algunos ya los conozco y otros no (y debería). Porque para quienes amamos el arte merece tanto la pena deleitarnos con lo nuestro tanto como, en mi caso, con estos colosos mundialmente conocidos. Después de todo los de acá y los de allá tienen un denominador común, una idéntica misión: conservar y dar a conocer las manifestaciones artísticas y culturales intrínsecas al hombre.

En mi blog de viaje pueden saber más sobre los dos últimos museos de arte contemporáneo que visité: la Galería TATE de Londres y el Museo Reina Sofía de Madrid. En pocas palabras: podrán imaginarse que fue un auténtico placer. ¡Salud y que viva el arte!

quevivaelarte

Amour por Haneke

Todos los domingos de mayo de 2013 podés disfrutar de las funciones del Ciclo Cine Arte del Teatro Auditorium de Mar del Plata. Cuatro excelentes películas para los amantes del séptimo arte, cuatro propuestas diferentes y de calidad que pueblan ese día de la semana que vacila en el límite entre el descanso del finde y los preparativos para la semana que comenzará. Si sos de aquellos que no sabe muy bien dónde meterse los domingos, la sala Astor Piazzolla es un buen lugar.  Hay funciones 16.30 y  18.30, de estas películas francesas, chilenas/mexicanas y alemanas.

Amour

El ciclo comenzó el domingo 5 con las funciones de Amour, película que dio que hablar desde su estreno en 2012. Con guión y dirección de Michael Haneke, y las conmovedoras actuaciones de Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, leyendas del cine francés, Amour ganó el Oscar a Mejor película de habla no inglesa, entre otros muchos premios y nominaciones.

Este director europeo es reconocido por la austeridad en los recursos cinematográficos que utiliza. Aquellos a los que tanto estamos acostumbrados la mayoría de nosotros. Por lo que Haneke sobresale de lo común, de lo convencional, y nos invita a vivir una experiencia diferente en 121 minutos que nos tienen al borde de la incomodidad. Él nos obliga a no desviar nuestra atención a ciertos recursos, quizás sobrevalorados, como la música (el director no precisa de una banda sonora cliché para hacernos emocionar en la escena del clímax). No tenemos opción. Tenemos que relacionarnos con esta historia de un modo nuevo. El director nos saca una venda de los ojos, y no nos da tiempo para acostumbrarnos a los rayos de luz que nos alcanzan por vez primera.

Haneke se puede dar el gusto de la sencillez gracias a lo poderoso de lo que tiene para contar. Y gracias a que pone en foco a los actores, a las acciones y a esta casa donde se desarrolla la historia. Este hogar parisino también es protagonista. De alguna manera contiene todo lo que define a los personajes, incluso a su amor de juventud, implícitos. Los espectadores nos sentimos invadiendo un lugar lleno de significantes. Y cada vez que el director abre -o cierra- una puerta, una ventana, el público está siendo invitado a compartir esta historia de amor. Pero siempre como participante impertinente, desde la mirada del intruso, voyerista de una intimidad que no debería ser compartida con nadie, pero que termina siendo descubierta para nosotros. ¡Qué afortunados!

Esta sensación dura toda la película. Incluso el director se burla de nosotros en aquel plano de bastante duración, donde se ve una audiencia ingresando a una sala y esperando que comience  un espectáculo. Haneke nos pone en duda, nos cuestiona. ¿Están ahí? ¿Están esperando a ver qué pasa? Quédense, no se vayan, estén atentos. Pero mientras tanto, dense cuenta lo tontos que se ven sentados en sus butacas, observándose ahora a ustedes mismos. ¿Ya están lo suficientemente incómodos? Ahora podemos continuar con las demás incomodidades de la película…

Este film francés es de los que llegan rápidamente al alma. Narra los últimos años de un amor. De un amor que no es sagrado, no es color de rosa, no es perfecto. Al contrario. Es real. No es lo que se supone que tiene que ser, no es como nos contaron que debería ser. Porque a la adversidad no se la sobrevuela, como nos mal acostumbraron en las películas románticas de Hollywood. En Amour ingresamos en el dolor, en la desgracia, en la resignación. Podemos ver de cerca sus arrugas, y sentir su horrible olor. No tenemos opción. Así de dura es una enfermedad, así de morboso es ir perdiendo, de a poco y a conciencia, a la persona con la que compartimos nuestra vida. Así, como nos lo cuenta Haneke.

¡Gracias Michael, por traerle al cine una ráfaga de viento fresco!

Ciclo Cine Arte, Auditorium. Domingos de Mayo, 16.30 y 18.30. Sala Piazzolla.

Domingo 12:

Pre-estreno exclusivo de «Tres». Director: Tom Tykwer

Domingo 19:

Pre-estreno exclusivo de «La Nana». Dir: Sebastian Silva

Domingo 26:

Pre-estreno exclusivo de «Mi Peor pesadilla». Dir: Anne Fontaine

«Un mundo feliz» se hizo realidad

Todo nació de una idea en la mente de una persona. Claro está que para que se forme esa idea -para que aparezca esa semilla- debieron venir antes miles de ideas, miles de experiencias, de viajes, de amigos, de momentos compartidos, de sentirse acompañado en un deseo que podría resonar solitario entre el embotellamiento y la contaminación de las grandes ciudades. Pero la semillita que surgió -en la mente de Joaquín del Mundo, el líder de la banda Jeites-, quiso germinar, y un día comenzó a ver la luz el festival “Un mundo feliz”. Se fueron sumando amigos, ansiosos y entusiasmados con una idea tan loca como esperanzadora de vivir unos días de pura luz. Y fue creciendo más y más la planta de la que nos alimentamos aquella vez, y que –al menos a mí- me alimentará el alma por mucho tiempo.

«Nunca vi algo parecido en la ciudad ni en los alrededores», dijo alguien a través de un micrófono, y no mintió… ¿Quién puede decir que vio en Mar del Plata o en la zona, un festival dedicado al arte, a la conciencia -sobre la naturaleza, sobre los demás (ergo) sobre uno mismo-, a la música, indiscutible protagonista, y al amor? ¿Quién puede decir que pasó dos días y dos noches dedicado sólo a mirar las estrellas, a observar intervenciones artísticas en un lugar que al principio, con los ojos todavía un poco contaminados, nos parecía insólito, a escuchar bandas una tras otra durante casi 12 horas, a presenciar un ritual taita alrededor de una fogata, a meditar, a practicar yoga, a respirar aire puro con tanta conciencia… a vivir y solo vivir? Si alguien puede, dichoso de ese ser. Lo cierto es que todos los que pasamos el 29, 30 y 31 de marzo de 2013 en la Estancia Nahuel Rucá en Mar Chiquita, en Un Mundo Feliz, sí podemos decirlo. Lo decimos, tenemos la necesidad de manifestarlo. Lo compartimos con los que nos acompañaron esos días, con los que no fueron. Lo compartimos en las redes sociales, donde aparecen cada vez más fotos, más comentarios, más experiencias sobre el festival. Esa plantita dejó una semillita en la mente de todos los que vivimos esa experiencia. Cada uno le pondrá el nombre que quiera, cada uno vivió algo diferente, y cada uno lo expresará como desee.

Es imposible abarcar todas las actividades, bandas, intervenciones artísticas y muestras que fueron parte del festival, así que esto se convirtió en un lugarcito para compartir lo que mis dichosos ojos alcanzaron a ver, y lo que mi agitado corazón alcanzó a palpitar en ese fin de semana que tanto desee, no terminara; por un lado, una sensación de gratitud a mis amigos que me acompañaron y que intensificaron la felicidad de cada momento. Luego una gratitud más grande, hacia todos los que originaron, organizaron y le pusieron tantas ganas al festival, para que saliera así de exitoso como salió. Y luego más grande todavía, por poder compartirlo con seres que tienen tanta luz, que buscan la luz, que reflejan la de los demás con humildad, que viven la vida de la forma en que la viven.  Y no puede faltar la felicidad que me llenó el alma. Vale reiterar en un caso como este. La inmensidad del cielo, la imponencia del atardecer en el lago, esa sensación de compañerismo y unión con las más de 300 personas que estuvieron ahí…

“Fui feliz en un mundo feliz” es otra frase que escuché mucho, desde que terminó el festival hasta hoy. Y me la apropio, porque, a fin de cuentas, todos somos uno, todo es de todos, y seguimos compartiendo.

Fanáticos por la palabra hay en todos lados

Algunas de las literatas viajamos a Rosario por motivos bastante hedonistas, sin embargo, no pudimos darnos el lujo porque la ciudad nos recibió con la 4° Semana de la Lectura en pleno desarrollo; ciudad que le da una importancia tan grande a la cultura en todas sus manifestaciones, que los cuentos, palabras, el teatro, el cine, las charlas con artistas, exposiciones, libros, y espectáculos son vecinos de todos los rosarinos y turistas, en cualquier zona, todo el año. Y en esta ocasión, la última semana de abril, pudimos disfrutar en carne propia algunas de las actividades.

Una de ellas se desarrolló en el galpón del Centro de la Juventud. Es ahí donde se encuentran el arte y la gente, y el sábado 27 de abril nosotras nos encontramos con las actividades de la Dirección de Juventudes, que organizó Sigue leyendo

El amante es una excusa

«Una niña blanca de quince años vive con su familia en la sociedad colonialista de la Indochina francesa (Vietnam) de finales de los años veinte. Frente a las diferencias sociales, raciales y de edad, la niña dejará la inocencia y se sumergirá  en una historia de amor con un joven millonario chino, en un mundo que no les comprende».

Marguerite Duras, El amante. Editorial Tusquets.

Marguerite Duras, El amante.Editorial Tusquets.

La contratapa de mi edición de «El amante», de Marguerite Duras (no es la de la foto, de tan exclusiva no la pude encontrar en Google Images :D), reduce la novela al primer vínculo amoroso, prohibido y pasional entre una púber francesa y un joven millonario chino prometido con otra y con planes de vida en Occidente. Sin embargo, su lectura me sugirió una historia más compleja donde está muy presente la ambivalencia de los «estados de relación» familiares: el amor/odio de la niña por su madre depresiva, el temor a su hermano mayor, violento y jugador, la ternura que le inspira su hermano menor con quien mantuvo un vínculo fraterno inacabado y distante. De todos los frentes que ocupan su vida, la conflictividad en el seno de su familia parece ser la más profunda de las preocupaciones de la niña, incluso más que develar si lo que siente por su amante es verdadero amor.

Su incipiente adolescencia también está marcada por la pobreza, un estatus que no concuerda con los privilegios que su sangre francesa y su tez blanca le propician en Indochina, y por el autoconocimiento de los placeres y vicios de su personalidad. En este contexto turbulento la niña se vincula con «el chino de Cholen», a quien le inspira el más incontenible y perenne deseo a la vez que la amargura más honda propia de las diferencias sociales y generacionales. La niña se pregunta vagamente acerca del sentimiento que la une a este hombre: ¿se trata de un cariño sincero o un desvelo ocasional y conveniente para rescatar a una familia que naufraga por falta de recursos económicos y afectivos?

De la prosa de Duras resultan características las frases y los párrafos cortos, con una fuerza semántica y reflexiva imprevisible. De pronto, un desborde de sentimientos se perciben claramente, al tiempo que las frases se prolongan, enumeran, describen momentos íntimos e intensos; y sufrimos y nos agobiamos con esa niña. La ausencia de diálogos y los saltos permanentes de puntos de vista y narradores es otra manía patente: la que habla es siempre ella, la niña, quien se autorreferencia en primera y tercera persona indistintamente, inclusive en el mismo párrafo. «El amante» es una novela de apenas 140 páginas, que por extensión podría estar más cercana a una nouvelle y que sin embargo me ocupó días y noches de concentrada y esforzada lectura y de repaso de ciertos pasajes densos a la vez que intensos.

Los estudiosos de la vida y obra de Marguerite Duras apuntan que «El amante» es una novela indudablemente autobiográfica. No es descabellado dado que describe tan bien una época y un momento álgido de la vida como es la adolescencia en las circunstancias narradas.

«El amante» es otra novela que sirvió de musa inspiradora para el ambiente cinematográfico, quizá por el morbo que siempre provoca la relación prohibida y el anticipado despertar sexual de la niña. Como siempre, recomiendo el libro para descubrir un mundo de sensaciones más allá del tema nuclear del sexo y el tabú. Acá, el trailer.

Nuestra lucha es resistir

Empaparse de la cultura en cualquiera de sus variantes es de las experiencias más enriquecedoras y gratificantes que vivo y recomiendo. Es conocido (y un poco angustiante, por su complejidad) el debate sobre qué es cultura y no está dentro de mis posibilidades e intenciones dar una definición académica y acabada. Pero quiero describirla en un caso concreto que vivencié estando en Madrid y que agradezco no haber dejado pasar.

Si quieren saber conocer detalles de la obra y la propuesta de teatro/debate los invito a leer mi post en mi diario de viaje, España comentada 🙂